La ansiedad es un conjunto de sensaciones físicas desagradables de inquietud, temor, desazón, que tiene un alto componente de incertidumbre, se tiene un miedo difuso que parece venir de todas partes y a la vez no se sabe de dónde, ni el porqué. Cuando se tiene ansiedad la persona se nota en alerta, como si un peligro catastrófico estuviera a punto de pasar.
Es importante diferenciarla del miedo; el miedo es una emoción básica que se tiene ante algo concreto, específico, que evaluamos como peligrosa y que se puede hacer un esfuerzo para superarlo. Pero sobre todo sabemos a qué tenemos miedo: miedo a la oscuridad, a los exámenes, a hablar en público… tenemos una idea sobre los temores concretos, a pesar de que puedan ser .- o no.- excesivos.
Pero quien tiene ansiedad muchas veces parte de que no sabe porqué la tiene… la cual cosa lleva a un sentimiento de imprevisibilidad y de indefensión que a veces es peor que la propia sensación de ansiedad.
La ansiedad tiene componentes claros fisiológicos, pero también nos afecta a nivel cognitivo, en nuestras emociones y en cómo nos relacionamos con los demás.
A continuación escribo síntomas de ansiedad; no se acostumbran a tener todos, hay mucha variabilidad según las personas:

Somáticos o físicos: mareos o sensación de inestabilidad, sudoración excesiva, taquicardia, palpitaciones, sensación de ahogo, temblores, rigidez o debilidad muscular, insomnio, náuseas, sensación de tener un “nudo” en el estómago o molestias digestivas, rigidez muscular, hormigueo, cansancio y dolor de cabeza tensional.
Emocionales: angustia, miedo, sensación de falta de control, irascibilidad, inseguridad, sensación de extrañeza y/o vacío, incertidumbre, agobio e inquietud, miedo de morirse a volverse loco o a perder el control, susceptibilidad, despersonalización, desrealización.
Cognitivos: ideas obsesivas, pensamientos negativos o catastróficos, problemas de memoria, dificultades para concentrarse, preocupación excesiva, sensación de confusión, percepción de peligro o amenaza, pensamiento acelerado y problemas para tomar decisiones, problemas de concentración y de memoria.
Conductuales: hiperactividad motora, bloqueos, impulsividad, deseo de escapar o huir de ciertas situaciones, estado de alerta permanente y dificultad para permanecer tranquilo en el mismo lugar.
Sociales: dificultades para seguir el curso de una conversación, verborrea, quedarse en blanco, impulsividad o temor ante los conflictos interpersonales y dificultades para expresar sus opiniones y hacer valer sus derechos ante los otros.

También hay que diferenciar la ansiedad del estrés, que es otra vivencia donde también hay activación fisiológica, pero una vez más, la persona sabe porqué se estresa. El estrés es una reacción fisiológica/cognitiva/emocional para afrontar un problema en el que sentimos que no tenemos suficientes recursos. Las reacciones fisiológicas nos ayudan a hacer frente el problema. Por ejemplos el estrés laboral, el estrés por conciliación familiar…. La persona sabe cual es el problema y muchas veces la solución, pero la situación le requiere muchos recursos personales que hace que esté en situación de alerta continua. Esto acostumbra a ser muy desgastante, y a la larga provocar ansiedad, pero no tiene porque pasar.
Entonces, una vez sabemos qué es la ansiedad, la siguiente fase por saber cómo combatirla es entender qué la provoca. Si quieres saber mas lee el próximo post!